Intrigados algunos vecinos por no haber escuchado la campana de laúdes, que es tocada a las seis de la mañana, se acercaron a la parroquia, y junto a la autoridad policial, pues a los golpes en la puerta nadie acudió a abrir, pasadas las sie7e de la mañana. Fue entonces que el sacerdote fue encontrado en el suelo, casi entrando al baño, semi mojado por la llovizna costera existente. Ahí yacía muerto por un infarto cardíaco fulminante.
Extrañamente, el Padre Negro está considerado como el mejor hacedor de milagros en nuestra Región de Atacama, así lo dicen los miles de evidentes testimonios de sanación y cura de enfermedades, y otros tantos de gratitud, por “favores concedidos” que, están presentes, en donde esté su figura o imagen. Y todos sabemos de la calidad de hombre que fue el sacerdote.
Juan de Dios Crisógono Sierra y Velásquez, El Padre Negro, está sepultado en el Mausoleo del Niño Jesús de Praga, en el Cementerio de Caldera y sigue recibiendo a diario la visita de los promesantes y peticionarios que llevan una oración, una flor o una vela, para pagar en parte lo pedido.
Por lo oscuro de su piel fue popularmente conocido como El Padre Negro.
Montado en su caballo blanco, a pie o en tren, recorrió minas, caletas, haciendas y todo lugar poblado existente de la antigua provincias de Atacama.
Impartía los sacramentos, en misión evangelizadora, que muchas veces fue criticada hasta por la superioridad de la Iglesia.
El Padre Negro, nació en el pueblo de Robledo, Medellín, Colombia, el 10 de febrero de 1877, y murió en el puerto de Caldera, el 3 de julio de 1945. De familia acomodada, estudió medicina, ingeniería y leyes, pero su vocación religiosa y su perseverancia le permitieron ser aceptado como estudiante seminarista en Bélgica, a los 33 años de edad. Fue ordenado sacerdote el 20 de agosto de 1916.
Llegó a Chile en 1920 y a Copiapó en 1921, alcanzando gran popularidad por su sentido del humor y el color oscuro de su piel. Era común escuchar sus bromas por su color moreno aceitunado. El tono de mi piel – es como el hábito franciscano–solía responder ante las bromas. Me mandaron a Copiapó por negro, era otro de sus dichos.
Junto a su avasalladora personalidad, el Padre Negro se caracterizó por su laboriosa acción de constructor de capillas y de decenas de cruces en los diversos cerros de Atacama.
El Padre Negro, ofició misas en todas las capillas venideras desde Carrizal, hasta Chañaral; y en la zona minera, desde Cerro Blanco hasta Pueblo Hundido.
La falta de religiosidad de este pueblo minero, (Copiapó) lo motivó a construir la ahora tradicional cruz del cerro Chanchoquín, que fue inaugurada por el Obispo de la Diócesis de La Serena, don José María Caro, en el año 1938. Desde lo alto, bendijo a los copiapinos, y particularmente a quienes le ayudaron a levantar el símbolo que acompaña nuestra ciudad.
Al sacerdote se le mitificó, con algunas leyendas como el profetizar un terremoto en 1922.
En 1925 fue trasladado como párroco de Caldera. Sin embargo, continuó su misión itinerante, recorriendo diariamente las caletas de pescadores o construyendo nuevas cruces y capillas. En este puerto, con ayuda de algunos vecinos, levantó un santuario que denominó Gruta de Lourdes, pero la voluntad popular terminó por llamarle la Gruta del Padre Negro, lugar de peregrinación habitual y atracción turística.
Aun después de su muerte, miles de fieles lo veneran y aseguran haber sido favorecidos por milagros de este enigmático y popular franciscano.
Existe hoy una travesía investigativa eclesiástica a cargo del Sacerdote diócesano don Nelson Barrientos, para que en un futuro no muy lejano, ojalá podamos llamarle algun día Padre Negro, el Santo de Atacama