25 de marzo, Atacama y el recuerdo doloroso del Aluvión del 2015

Hace siete  años , en un día como hoy 25 de marzo , ocurrió en la región de Atacama  uno de los desastres más grande que recuerde su historia y por ende uno de los más dolorosos.

El agua y el lodo escurrieron sorpresiva y violentamente desde la cordillera , y como toro en estampida recorrió las quebradas e irrumpió en cada poblado y ciudad atacameña dejando a su paso muertos y  destrucción.

«Por primera vez sentí que realmente estaba en riesgo mi vida», es la frase que aún repiten algunos de los afectados por aquel fatídico aluvión. Muchos de ellos veían, desde el techo de sus hogares, cómo se destruía su ciudad y cómo se inundaban sus casas.

Todo había comenzado  como una lluvia inusual, casi una anécdota para la gente, pero nadie sospechaba que en la cordillera se estaba activando un aluvión tan terrible que ni las quebradas tenían registro cercano de algo parecido, y bajó arrastrando cuanto se encontró en su camino, sumando lodo y escombros a su paso multiplicándose  como una bola de nieve.

Muchas casas fueron barridas por completo, en otras el lodo ingresó hasta por las ventanas , en las calles el desastre fue total . La gente, las autoridades, las instituciones , todos estaban sorprendidos , inmóviles;  los pueblos y ciudades incomunicadas, desabastecidas,  la incertidumbre y la desesperación se instaló en la comunidad.

Hubo muchos muertos , y también muchos desaparecidos que hasta el día de hoy sus cuerpos no han sido encontrados.

«Maray  Rario» transmitió las 24 horas del día por más de una semana , transformándose en un vínculo importantísimo entre las autoridades y la comunidad.

Informábamos al instante lo que ocurría en Alto del Carmen y Vallenar, en todo el valle de Copiapó, y por supuesto la tragedia en Diego de Almagro, Salado y Chañaral .

Una vez que se declaró Estado de Excepción, las Fuerzas Armadas tomaron el control en la zona, decretando un toque de queda que inicialmente comenzó a la medianoche del 25 de marzo. No obstante, en la jornada del 26 de marzo el horario se adelantó y la prohibición de circular por la ciudad comenzó a las once de la noche, a causa del riesgo de saqueos y robos. Al efecto, un contingente de militares se encargó de resguardar sedes de comercio, como supermercados y centros comerciales que podrían haber sido saqueados durante la noche.

Con el pasar de los días el barro dentro y fuera de las casas se secó  , lo que complicó mucho más la situación de los miles de afectados. «Había 3 millones de metros cúbicos de lodo sólo en Copiapó», aseguraba Miguel Vargas Correa, intendente de Atacama en aquella época, quien afirmó que eso produjo que el período de emergencia fuese «muy complejo y extenso». Así, las tareas de reconstrucción comenzaron casi ocho meses después.

Como consecuencia de esta catástrofe fallecieron 25 personas , hubo decenas de desaparecidos,  cortes de rutas, ​ más de 28.000 damnificados; miles de viviendas destruidas y cortes de energía eléctrica, agua potable  y de fibra óptica. El fenómeno meteorológico fue calificado por el gobierno como «el mayor desastre pluviométrico en 80 años».

Han pasado exactamente siete años de ese desastre  y todavía en cada lugar de Atacama continúan las marcas en las casas, en las calles y en los recuerdos de cada persona de lo que fue el Aluvión de Atacama.

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